“No tenemos por
qué temer a la muerte, pues, de hecho, no nos encontramos nunca con
ella. Cuando todavía estamos aquí, ella aún no está. Y cuando
ella está, nosotros ya no estamos.“
A las que cantaban
las Azúcar Moreno;
“Si no quieres
aguantar
Y te quieres liberar
Una frase te diré
Sólo se vive una vez
Si no quieres discutir
Y te quieres divertir
Escúchame bien
Sólo se vive una vez”
Y te quieres liberar
Una frase te diré
Sólo se vive una vez
Si no quieres discutir
Y te quieres divertir
Escúchame bien
Sólo se vive una vez”
Pero cuando hablamos
de la muerte, el abismo es tan grande que el gran Epicuro viene a
ser lo mismo que las Azúcar Moreno. ¿Qué me vas a contar? La
muerte, sí, la muerte. ¿Cómo se come eso?
Los budistas tiene
su rollo, que niegan la mayor, que todo es ilusión, que no pienses
en nada, que aniquiles el “yo” y asunto arreglado. Pues, sí,
igual esta bien, pero gracias por nada. Viene a ser como que si te
inquieta la muerte, pues que te pegues un tiro y ya no te inquietará y
asunto arreglado. Pues vaya mierda de filosofía. ¿Qué igual al
final es practica? Pues igual si. Pero es una mierda.
También esta el rollo de los
ciclos o el encuadre cósmico. Mira tú que las estrellas también
mueren y tal. Hasta el Universo de extinguirá algún día. Cuando…
el tiempo… se acabe…
(Aquí silencio
dramático).
Cuando… el tiempo…
se acabe…
¡Que guay!
¡Acojonante lo bien que queda!
La muerte, la otra
cara de la vida. El ciclo sin fin. Pues vale.
Yo también tengo
ideas, no os penséis. Que podemos ser copias unos de otros, que
igual hace quinientos años un tío se comió una guindilla y pensó
y sintió exactamente lo mismo que yo y en el fondo es como si
fuéramos el mismo. Que a lo mejor hay un planeta perdido por ahí
con su sociedad y tal y claro, yo no estoy allí, estoy ignorante y
insensible a lo que allí pasa ¿estoy muerto allí, entonces? ¿qué
diferencia hay entre mi estado en el año 1000 y el año 3000?
¿Inexistencia?, ¿muerte? Pero claro, yo toco, huelo el mundo en
unos términos, lo veo en unas longitudes de onda. ¿Y todo lo demás
del cosmos? Igual tampoco estoy “tan” vivo. ¿Qué diferencia mi
muerte de la de un perro? ¿y de la de una piedra?
Rollo, al final,
aunque hiciera un post super elaborado con ideas super guais… sería rollo. Es
rollo. Cuentos. Consuelo barato.
Y me imagino a un
hombre primitivo, apenas humano, que no cargara con el peso de la embrutecedora elaboración,
con tantas palabras, mirando el cadáver de un ser querido. Me
imagino un sentimiento de pesar perplejo empapado en una extraña conformidad
del que espera ser mirado igual.
Me gustaría viajar
allí y preguntarle: -¿Qué sientes?
Tal vez se girara y
me digera en su lengua semianimal, como en un susurro: -no lo se. Después de un largo
silencio, continuaría: -Me oprime el pecho
y se me humedecen los ojos, pero no se por quien. Por él o por mi.
Y me imagino, como a
mi mismo, se me humedecerían los ojos, y se me haría un nudo en la
garganta. Y no sabría si es por él o por mi.
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