jueves, 5 de diciembre de 2019

Sobre la muerte

Cuando el hecho de la muerte se hace patente y se piensa en el, es fácil recurrir a las típicas fórmulas, desde la de Epicuro con lo de que nunca coincidimos con la muerte;

“No tenemos por qué temer a la muerte, pues, de hecho, no nos encontramos nunca con ella. Cuando todavía estamos aquí, ella aún no está. Y cuando ella está, nosotros ya no estamos.“

A las que cantaban las Azúcar Moreno;

“Si no quieres aguantar
Y te quieres liberar
Una frase te diré
Sólo se vive una vez
Si no quieres discutir
Y te quieres divertir
Escúchame bien
Sólo se vive una vez”

Pero cuando hablamos de la muerte, el abismo es tan grande que el gran Epicuro viene a ser lo mismo que las Azúcar Moreno. ¿Qué me vas a contar? La muerte, sí, la muerte. ¿Cómo se come eso?

Los budistas tiene su rollo, que niegan la mayor, que todo es ilusión, que no pienses en nada, que aniquiles el “yo” y asunto arreglado. Pues, sí, igual esta bien, pero gracias por nada. Viene a ser como que si te inquieta la muerte, pues que te pegues un tiro y ya no te inquietará y asunto arreglado. Pues vaya mierda de filosofía. ¿Qué igual al final es practica? Pues igual si. Pero es una mierda.

También esta el rollo de los ciclos o el encuadre cósmico. Mira tú que las estrellas también mueren y tal. Hasta el Universo de extinguirá algún día. Cuando… el tiempo… se acabe…

(Aquí silencio dramático).

Cuando… el tiempo… se acabe…

¡Que guay! ¡Acojonante lo bien que queda!

La muerte, la otra cara de la vida. El ciclo sin fin. Pues vale.

Yo también tengo ideas, no os penséis. Que podemos ser copias unos de otros, que igual hace quinientos años un tío se comió una guindilla y pensó y sintió exactamente lo mismo que yo y en el fondo es como si fuéramos el mismo. Que a lo mejor hay un planeta perdido por ahí con su sociedad y tal y claro, yo no estoy allí, estoy ignorante y insensible a lo que allí pasa ¿estoy muerto allí, entonces? ¿qué diferencia hay entre mi estado en el año 1000 y el año 3000? ¿Inexistencia?, ¿muerte? Pero claro, yo toco, huelo el mundo en unos términos, lo veo en unas longitudes de onda. ¿Y todo lo demás del cosmos? Igual tampoco estoy “tan” vivo. ¿Qué diferencia mi muerte de la de un perro? ¿y de la de una piedra?

Rollo, al final, aunque hiciera un post super elaborado con ideas super guais… sería rollo. Es rollo. Cuentos. Consuelo barato.

Y me imagino a un hombre primitivo, apenas humano, que no cargara con el peso de la embrutecedora elaboración, con tantas palabras, mirando el cadáver de un ser querido. Me imagino un sentimiento de pesar perplejo empapado en una extraña conformidad del que espera ser mirado igual.

Me gustaría viajar allí y preguntarle: -¿Qué sientes?

Tal vez se girara y me digera en su lengua semianimal, como en un susurro: -no lo se. Después de un largo silencio, continuaría: -Me oprime el pecho y se me humedecen los ojos, pero no se por quien. Por él o por mi.

Y me imagino, como a mi mismo, se me humedecerían los ojos, y se me haría un nudo en la garganta. Y no sabría si es por él o por mi.

No hay comentarios: