Yo... no sé mucho de matemáticas, caballero. Pero me contaron una leyenda de un sabio que tenía la fórmula del amor. Algunos hombres y mujeres de corazones codiciosos intentaron sonsacársela a la fuerza. Pero el antiguo matemático, sabiendo que los números les confundirían y que ninguno tendría la osadía de reconocer que no entendía lo que se les mostraba, les ofreció la fórmula que usted ha compartido en esta entrada. Y así fue: ninguno se dio cuenta de que se trataba de un superficial juego de palabras, o mejor dicho, "juego de números".
Porque la verdadera fórmula no estaba expresada algebraicamente, sino que la guardaba en lo más profundo de su ser. Eran las condiciones que hacían cumplir la igualdad, que usted tan bien sabe hacer sentir, de que [1+1 = ∞]
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Yo... no sé mucho de matemáticas, caballero. Pero me contaron una leyenda de un sabio que tenía la fórmula del amor. Algunos hombres y mujeres de corazones codiciosos intentaron sonsacársela a la fuerza. Pero el antiguo matemático, sabiendo que los números les confundirían y que ninguno tendría la osadía de reconocer que no entendía lo que se les mostraba, les ofreció la fórmula que usted ha compartido en esta entrada.
Y así fue: ninguno se dio cuenta de que se trataba de un superficial juego de palabras, o mejor dicho, "juego de números".
Porque la verdadera fórmula no estaba expresada algebraicamente, sino que la guardaba en lo más profundo de su ser. Eran las condiciones que hacían cumplir la igualdad, que usted tan bien sabe hacer sentir, de que [1+1 = ∞]
Yo (x^2 + y^2 -1)^3 -x^2y^3=0 a usted
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