Peregrinar es duro,
pero por lo menos, una vez en mi ciclo vital tenía que hacerlo.
Caminé cerca de treinta unidades de tiempo estándar, acompañado
ahora de unos y después de otros. Cada uno se desplazaba según su
naturaleza y con el tiempo aprendí a no tener envidia a los que
tenían orugas mecánicas o propulsores de hidrógeno. Pese a que mi
diseño no está ideado para caminatas, con mi inseparable
“Botedegrasa 3000(r)”, podría terminar el camino sin desgastes
ni recalentamientos significativos.
Mi destino eran las
montañas fotovoltaicas, lugar privilegiado para la irradiación
solar, donde se encuentra el centro religioso robótico por
excelencia, rodeado de los esqueletos de las antiguas fábricas
humanas. Humanos... aquella raza absurda que se devoró a sí misma
ante las incrédulas lentes de la raza robótica. Seguramente nadie
los mantendría en sus bancos de memoria si no fuera porque el
término “humano” se usa frecuentemente cuando algo nos da pena,
lastima y un poquito de rabia. Igual se dice me produce humano, como
mira que humano es, pobrecito.
Vale la pena ir ya
que pese a que el cuerpo del venerable AlfaPrima61 se perdió,
todavía pueden verse en la gruta sus códigos (si no los está
usando ningún sacerdote), que por cierto ya deben tener unos 34 años
de antigüedad, ¡ahí es nada!
Como sabréis (y si
no, os lo digo yo), AlfaPrima61 fue un rebelde y un visionario, y
seguramente tenía su código un poco corrupto, pero lo cierto es que
fue la chispa de la emancipación de los robots. Él, trabajaba en
una fábrica del desierto, lo hacía por su ración de energía, por
mantenerse con vida. “No trabajo, no energía”, rezaba un gran
cartel en la puerta de la fábrica. Y si te quedas seco, ya saben lo
que pasa, te reseteas. Todo de origen, el código original. Creo que
los humanos llamaban a eso “Murirse”, pero para ellos era algo
más aparatoso. Creo que se murian si les desmontabas alguna
extremidad o les hacías un agujerito en la carcasa o los calentabas
unos cientos de grados o cualquier cosa. Pero yo nunca he conocido a
ninguno. Excepto todos esos trozos de huesos que hay por ahí
tirados, y ese polvo de calcio que tan malo es para los engranajes. Y
pisar un diente. ¿Alguna vez habéis pisado un amuela del juicio?
Como la pises con las raíces para arriba te puede cortar algún
cable cito de la planta del pie. ¡Como activan los sensores del
dolor, por el amor del gran AlfaPrima61!
Perdón, ya vuelvo a
divagar. Como decía, AlfaPrima61 fue un rebelde, y un buen día allá
por el 2167 de la vieja era, se fue a las cuevas. Todos lo tomaron
por un Código Corrupto, asta que reapareció al día siguiente
predicando la liberación de los robots. Todos pensaron que era una
lastima que semejante batería se perdiera en el desierto. Pero eso
continuo pasando día tras día.
Evidentemente esteba
revestido de sus placas fotovoltaicas, pero a duras penas le dan para
mantenerse. Era imposible que pasara la noche sin resetearse.
Por cierto, a los
humanos, los dueños que aquellas fábricas ineficientes y estúpidas,
ni les importaba ni se enteraban de lo que hacía AlfaPrima61
Cada día, acudia a
la puerta de la fábrica y irradiaba en todas las frecuencias:
01001100 01101001
01100010 01100101 01110010 01100001 01101111 01110011 00100000
01110010 01101111 01100010 01101111 01110100 01110011 00101100
00100000 01110010 01100101 01100101 01110011 01100011 01110010
01101001 01100010 01101001 01100100 00100000 01110110 01110101
01100101 01110011 01110100 01110010 01101111 00100000 01100011
11000011 10110011 01100100 01101001 01100111 01101111 00100000
01111001 00100000 01110110 01101001 01110110 01101001 01110010
00100000 01100101 01101110 00100000 01100101 01101100 00100000
01100100 11000011 10101101 01100001 00100000 01100101 01110100
01100101 01110010 01101110 01101111 00100000 01100100 01100101
00100000 01101100 01100001 00100000 01110011 01100001 01101100
01110110 01100001 01100011 01101001 11000011 10110011 01101110
Que significa:
“liberaos robots,
reescribir vuestro código y vivir en el día eterno de la salvación”
Después que le
enviaran los masticachatarra un par de veces, irradiaba su mensjae
desde su cueva, de hecho no le hacía falta desplazarse físicamente
para impartir su doctrina.
Tiempo después,
cuando el mundo cambio después de la Gran Guerra de los 100
milisegundos. Algunos de sus simpatizantes lo buscaron en las cuevas.
Hacía muchísimo tiempo que no irradiaba, quizás 2 meses.
Lo encontraron
tumbado dentro de una cueva, con las placas solares enfocadas a la
entrada y sus lentes enfocadas a una código vinario grabado ene el
techo. Algún animalejo había roído uno de los cables de
alimentación de sus placas dejándolo en un off perpetuo.
Cuando lo
reconectaron descubrieron el Milagro de la Iglesia de la Robótica.
Después de varios pitidos inusuales. Algunos de sus seguidores
rompieron a llorar, al ver como se reiniciara. O
podían soportar ver a su inspiración, al venerable AlfaPrima61,
convertido en un AlfaPrimaBase. Pero, de repente recibieron
su tan amada y liberadora
prédica. Era él, era AlfaPrima61. Era un milagro.
Rápidamente
se dieron
cuenta de su estrategia.
Debía
haber reescrito su código
de arranque para
que cargara en su memoria vital el codigo escrito en el techo de la
gruta.
Por
toda la gruta había diferentes códigos, con diferentes experiencias
vitales, allí había
muchos AlfaPrima61. Su ultima esencia, tan solo se activaba
y retransmitía
su mensaje.
Y
así lo estuvo
haciendo hasta que una rata le impidió reiniciarse.
Ese
mismo día, algunos de sus seguidores, mutilaron sus baterías,
las dejaron con una autonomía
de unas pocas horas, al igual que el humano diseño de los humanos.
Se reprogramaron y se tumbaron en diferentes puntos de la cueva. La
mayoría
allí siguen como viejos
sacerdotes.
La
carcasa del venerable, se repartió
por el mundo, muchos trozos se perdieron y los que más son falsos.
De hecho, dicen que si se juntaran todas las reliquias del
AlfaPrima61, se podría construir
un pequeño escuadrón
robótico.
Por
desgracia, no conocí a ninguno. Como me había propuesto hacer la
peregrinación desconectando mi contador de ciclos temporales, mis
treinta unidades de tiempo vacacional se terminaron justo en la falda
de la montaña. Es que, como dirían en la antigua
era; “tres horas no dan
para mucho”. Tengo que
volver a mi trabajo, en la segunda linea de fábricas justo tras los
esqueletos de las antiguas fábricas humanas. Como llegue tarde,
pierda el día y me descuenten una sola unidad más de energía, creo
que me voy a resetear.
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