Tras décadas de profunda y ensimismada meditación he encontrado los dos principios vitales para conducirse en la vida.
Si no sabes que hacer: no hagas nada; espera.
Si descubres el proceder correcto, actúa; no esperes.
Las personas vulgares y necias leen estas sentencias y se ríen de su sencillez.
Las personas comunes las leen y sin captar su profundidad, pasan de largo.
Las personas sabias las reconocen y continúan en ellas.
Ahora que estas verdades le han sido reveladas, vaya y difúndalas entre las gentes.
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