domingo, 25 de junio de 2006

Mi amiga la Simulium Sp. o Mosca Negra.



Estos días me estoy leyendo “la costa de los mosquitos”, de la que se hizo una conocida versión cinematográfica protagonizada por Harrison Ford.

En la selva nicaragüense, en donde esta ambientada la acción, los insectos son una verdadera plaga. Como todo lector sabe, no hay nada como compartir vivencias con los personajes de tus novelas para poder disfrutar de ellas plenamente. Pues bien, gracias a la amable colaboración de estas pequeñas amigas naturales, puedo leer mi novela perfectamente ambientado.

He conseguido una imagen ampliada de una de ellas utilizando el escáner (no hace falta mucho dinero para hacer macrofotografía). También dejo un registro de su efecto en mi propia pantorrilla.

He decidido que la próxima novela va ha ser “Peter Pan” o algo así, porque visto lo visto, como empiece “La guerra de los mundos” ya puedo empezar a prepararme contra los extraterrestres.

Aquí tienen la web de la Generalitat sobre la plaga:

http://www.gencat.net/salut/depsan/units/sanitat/html/ca/ambiental/doc8064.html

jueves, 22 de junio de 2006

Idea vs Ikea


En 1995, un profesor del MIT, Negroponte, escribió el ahora ya clásico: “El mundo digital”. En este libro comenta que la revolución implícita en la nueva sociedad de la información , es esa precisamente: La información, los Bits, como el dice. El comercio de átomos (materia) pierde eficiencia a favor de un comercio de bits (información) –si no lo creen miren a Bill Gates-.

Y aquí esta el punto donde quería llegar; ¿Qué nos vende Ikea? Pues eso; información, ideas. Miren bien lo que les han vendido... 4 palos y un puñado de tornillos. Lo que tiene valor es el diseño, y el único diseño auténticamente valioso es el que funciona.

Pero si a Vd. Le gusta el diseño soviético, esta de suerte. Aquí tiene las instrucciones de cómo montar un despacho de unos 3m2 de superficie: No hacen falta planos, su diseño se basa en la funcionalidad. Busque el diseño más estable y ese será el correcto.

Materiales: 3 tableros 240 mm x 50 mm
4 caballetes metálicos
Tortillería variada.

Este ejemplo puede trasladarlo a cualquier elemento de su casa. Si consigue que algún diseñador septuagenario de gafas absurdas diga que su mobiliario es “chic”, pasara por arte de magia de ser un cutre tacaño a ser de lo más moderno e ingenioso.

Saludos.

Vamos a comenzar un blog, a ver que tal. Ahí va el primer "post"; una manera de perder el tiempo como cualquier otra.

Introducción a la crononáutica


“Todos viajamos en el tiempo a una velocidad de 3600 segundos por hora.”

Los principales problemas de la navegación crónica son su unidireccionalidad y la limitación de combustible -al que llamaremos "Tiempo"-. Evidentemente existen otros problemas como la falta de preparación al inicio del viaje, que suele estar suplido con una abundancia de recursos por parte de los creadores –generadores- del crononauta en cuestión.

Aunque, existe un problema que se hace mas acuciante al finalizar la preparación inicial: La ausencia de destino. Todo navegante va a alguna parte, aunque sea a la búsqueda de un territorio desconocido. Muchos crononautas se encuentran a sí mismos a la deriva en medio de la oscuridad del universo crónico, un punto entre dos eternidades: El pasado y el futuro. Hace miles de horas que su viaje a comenzado y saben que su tanque de combustible tiene una capacidad máxima de unas 876.000 horas, aunque no existe garantía de funcionamiento partir de las 657.000. Todo esto sin contar fugas en el deposito o fallos eléctricos del panel de control que dificultaría o imposibilitaría el pilotaje.

¿Pero, a donde van? Una respuesta rápida es que simplemente completan su ciclo biológico tal y como hacen otras especies crónicas (aunque no navegantes). La cuestión es que los crononautas han desarrollado un poderoso recurso evolutivo; la conciencia, -en absoluto necesaria para vida-, que les ha permitido dominar su mundo y crear lo bello y lo horrible. Esta subrutina psíquica les crea tantos problemas en la navegación que algunos tratan de prescindir de ella. De hecho, es común que la anulen con diversas substancias químicas o con rituales embrutecedores.

Ciertamente, un ente consciente que viaje, sin conocer destino, en un medio desértico, y con el combustible limitado, fácilmente será presa de un sentimiento de desesperanza. Para paliar esta situación, algunos crononautas establecen ciertas convenciones entre ellos: Afirman fervientemente que van a algún lugar en concreto o establecen ciertas lógicas circulares para explicar su destino. Cualquiera de estos sistemas –y sus variantes- han demostrado ser muy útiles para entretenerse mientras esperan a que se consuma el deposito de combustible.

Otros, en cambio, colocan su sombrero encima del indicador de nivel de carburante e intentan disfrutar del viaje.