jueves, 22 de junio de 2006

Introducción a la crononáutica


“Todos viajamos en el tiempo a una velocidad de 3600 segundos por hora.”

Los principales problemas de la navegación crónica son su unidireccionalidad y la limitación de combustible -al que llamaremos "Tiempo"-. Evidentemente existen otros problemas como la falta de preparación al inicio del viaje, que suele estar suplido con una abundancia de recursos por parte de los creadores –generadores- del crononauta en cuestión.

Aunque, existe un problema que se hace mas acuciante al finalizar la preparación inicial: La ausencia de destino. Todo navegante va a alguna parte, aunque sea a la búsqueda de un territorio desconocido. Muchos crononautas se encuentran a sí mismos a la deriva en medio de la oscuridad del universo crónico, un punto entre dos eternidades: El pasado y el futuro. Hace miles de horas que su viaje a comenzado y saben que su tanque de combustible tiene una capacidad máxima de unas 876.000 horas, aunque no existe garantía de funcionamiento partir de las 657.000. Todo esto sin contar fugas en el deposito o fallos eléctricos del panel de control que dificultaría o imposibilitaría el pilotaje.

¿Pero, a donde van? Una respuesta rápida es que simplemente completan su ciclo biológico tal y como hacen otras especies crónicas (aunque no navegantes). La cuestión es que los crononautas han desarrollado un poderoso recurso evolutivo; la conciencia, -en absoluto necesaria para vida-, que les ha permitido dominar su mundo y crear lo bello y lo horrible. Esta subrutina psíquica les crea tantos problemas en la navegación que algunos tratan de prescindir de ella. De hecho, es común que la anulen con diversas substancias químicas o con rituales embrutecedores.

Ciertamente, un ente consciente que viaje, sin conocer destino, en un medio desértico, y con el combustible limitado, fácilmente será presa de un sentimiento de desesperanza. Para paliar esta situación, algunos crononautas establecen ciertas convenciones entre ellos: Afirman fervientemente que van a algún lugar en concreto o establecen ciertas lógicas circulares para explicar su destino. Cualquiera de estos sistemas –y sus variantes- han demostrado ser muy útiles para entretenerse mientras esperan a que se consuma el deposito de combustible.

Otros, en cambio, colocan su sombrero encima del indicador de nivel de carburante e intentan disfrutar del viaje.

2 comentarios:

Toni dijo...

¡Gracias! Es de hace 4 años ya... como pasa el tiempo...

De hecho, las generaciones, del sitio casi no se mueven... Ahora pienso en como la gente se va un hotel a 5000 km, intentando viajar, sin conseguir hacerlo. Tal vez, la gente haría mejor en viajar hacia su interior (y sería muchísimo más económico). Que buscar un paraíso, que como le sucedió a Gauguin, sólo era de óleo y tela.

Aprobecho para poner un enlace a ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?

http://www.theartwolf.com/articles/impressionism/gauguin_where.jpg

Y la versión pop de la misma inquietud :-)

http://www.youtube.com/watch?v=xBJptFW3pDY

Toni dijo...

Bueno... de hecho ya está compartido... :-). Gracias por tu alto concepto del texto. Lo pensaré.