lunes, 9 de noviembre de 2015

El fracaso de un post sobre zombies

Los monstruos con éxito son los que ya están en nosotros. El buen monstruo es un condensador de los difusos temores del hombre. Y cuando digo eso, no hago lírica, a eso me refiero, puesto que tal y como el agua flota disuelta en el aire en forma de vapor y un metal frío es capaz de condensarla en su superficie, así mismo el monstruo no crea el temor, si no que despierta las inquietudes que ya residen en nosotros. No voy a reflexionar sobre que miedos despiertan las brujas, los ogros, el Cónde Drácula o el Monstruo de Frankenstein, aunque sería interesante, pero debo economizar el tempo para el tema del que quiero hablar: los zombies. No creo que apelen al temor a los muertos, puesto que para eso ya están los fantasmas y otras entidades que juegan con el hechod e la muerte de una forma más sutil, profunda y auténtica. Hace ya un tiempo leí un artículo de Le Monde Diplomatique sobre los zombies, ellos achacaban su éxito al temor a las masas. Ahumando en esa inspiración, me atrevería a apuntar a los temores atávicos que hay tras el muerto viviente. Como humanos, es reducida la cantidad de personas que podemos conocer más o menos bien, seguramente un centenar (no por capacidad cognitiva, si no por capacidad “social”. Es decir; si tienes 1000 amigos, igual es que no tienes ninguno). Creo recordar que hay algún estudio o ensayo que asocia esa cantidad al tamaño típico de tribus o aldeas. En la mayoria de las épocas (interrupción).
 Mi hijo quiere manifestar que:

. ─µmłml·─k```````l.,nmł─ĸhnj bmn hbvfh bv n n gn nmAUNMHJ BVJHNMKVM NN / 
 (por cierto sus primeras pulsaciones a un teclado -ha saludo una mu griega y una l tachada WTF?-).

 Como decía, en la mayoría de las épocas el ser humano ha vivido en un vecindario reducido, exceptuando quizas extraños casos como ciudades de diferentes épocas. Sea como fuere, el hecho de la “masa” existe hoy de una forma sin precedentes. Hay muchisimos “otros” que uno no conoce. Un segundo aspecto que quiero comentar, es como la cultura ha hehco que consideremos a los demás como iguales, sin embargo hay tribus que designan a los que no pertenecen a ella con el mismo calificativo con el que se refieren a los monos, también si la memoria no me falla en la época de la conquista de América, la iglesia (el Papa) tubo que manifestar expresamente que los habitantes de aquellas tierras también eran humanos. Si tuviera tiempo intentaría buscar las referencias a todo lo que comento (que sería lo propio), pero a falta de éste deberán conformarse con el estilo ensayístico sin aporte de documentación. No es difícil de creer lo que digo, solo hay que ver lo fácil que es despersonalizar a los otros en situaciones de conflicto, si no pregúntenles qué eran los judíos y demás a los soldados de los campos de concentración alemanes (por citar un ejemplo arxiconocido e integrado por todos, pero también se les podría preguntar a los soldados americanos, británicos o de cualquier otra nación en otros contextos). Así, eso del prójimo no parece que nos venga de serie, el otro, realmente, es a quien usted conoce más o menos personalmente, a los demás, esos otros de más allá, su cerebro primitivo no sabe muy bien quienes son. Cuando fusionamos estos dos aspectos.
 De repente, niño salvaje aparece y:

 Dzzzzzzzzzx4444444444

No se qué cojones palmea en el teclado (después de eso de antes) pero se resetea todo el escritorio. Toda la configuración del escritorio borrada; wallpaper y todos los enlaces de documentos al escritorio. Impresionante. He reconfigurado, volviendo a poner enlaces y un flamante wallpaper de una triángulo imposible (esos que son un ilusión óptica). Antes tenía una visión del universo desde un planeta fantástico. Bueno, al final he puesto a HAL en 8bits (ya saben el ojo ese del ordenador de Odisea 2001).
En fin... que los zombis, que ya me da igual. El rollo era que el miedo de los zombies tenia que ver con eso que estaba diciendo, imagínense el final. Ni voy a repasar el texto, así que si hay errores o lo que sea, lo siento, pero ya es tarde.
Por lo menos ya conozco el sonido del las trompetas del apocalipsis, ya se lo que escuchará la humanidad antes de desaparecer: Dzzzzzzzzzx4444444444 ¡¡la nota del holocausto cosmico!! ¡¡ El sonido de la destrucción!! Tengo que hacerme una camiseta:


Los zombies... bah! unos payasos al lado de mi niño.

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