Tras que un pobre mortal invocara en una estación de tren de Tarragona al dios egipcio de la sabiduría, al mismísimo creador de la escritura con cabeza de ibis de un cubo de figurillas baratas en que dormitaba con el resto de sus hermanos. Thot, inspeccionó la estación, y se marcho a conocer este extraño mundo en las entrañas de otro dios, que tiene de AVE, más que la cabeza.
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