sábado, 21 de mayo de 2011

Shakespeare y psicopatología.


Ya en la época griega, se clasificaba el temperamento de acuerdo a cuatro grandes grupos, la conocida teoría de los humores, en la que no me extenderé. Aquello de la bilis negra, amarilla, sangre y flema. El exceso de las sustancias imprimía el carácter. Milenios han pasado y hemos avanzado mucho en la comprensión de la conducta humana y sus causas... o quizás no tanto como creemos.

¿Cómo trata la psicofarmacilogía de ajustar la conducta? En general, excepto estabilizadores como el litio o el ácido valproico, actuando sobre algunos neurotransmisores, como el GABA (ansiolíticos), serotonina y noradrenalina (antidepresivos) y sobre la dopamina (neurolépticos). 

Bueno, no parece tan alejado de los cuatro humores, ¿no creen? Quizás los antiguos griegos entrevieron alguna realidad, o nosotros estamos demasiado pagados de nosotros mismo, o ambas cosas.

Hay un fragmento de Hamlet, que hace tiempo me parece análogo al tratamiento de la conducta por medio de fármacos.

Hamlet.- No entiendo bien eso. ¿Queréis tocar este caramillo?
Guildenstern.- Señor, no sé.
Hamlet.- Os lo ruego.
Guildenstern.- Creedme, no sé.
Hamlet.- Os lo suplico
Guildenstern.- Señor, desconozco del todo su manejo.
Hamlet.- Es tan fácil como mentir; pulsad estos agujeros con los dedos, dadle aire con los labios, y el instrumento exhalará la más elocuente música. Mirad éstos son los registros.
Guildenstern.- Bien; pero no sé hacerlos expresar ninguna melodia. Carezco de la habilidad.
Hamlet.- Pues ¡ved ahora que indigna criatura hacéis de mí! Queréis tañerme; tratais de aperentar que conoceis mis registros; intentais arrancarme lo más íntimo de mis secretos; pretendéis sondearme, haciendo que emita desde la nota más grave hasta la más aguda de mi diapasón [...]. ¡Vive Dios! ¿Pensáis que soy más fácil de pulsar que un caramillo? [...]


No se me malinterprete, los avances en psicofarmacología han permitido que muchas personas puedan vivir con normalidad o acercarse a ella y en absoluto deben ningunearse estos logros. Solo quiero resaltar lo limitado de esta terapia (como todas, por supuesto).

Al definir las alteraciones mentales, en ocasiones se critican las explicaciones basadas en  lógicas circulares, o que no se siguen de lo observado. Por ejemplo afirmar que es hiperactivo quien presenta hiperactividad y que presenta hiperactividad por que es hiperactivo. Que al aparecer alteraciones de conducta debe existir cierta alteración cerebral de la cual no hay evidencia pero debe estar ya que existe la alteración.

Muchas de las teorías sobre las etiologías de trastornos mentales se han construido sobre la acción de los fármacos. Así que la depresión, ansiedad o delirios dependan de la falta o exceso de ciertas sustancias, puede ser de la misma lógica que decir que el dolor se debe a una falta de sustancias analgésicas. Consúltese el Manual de Psicopatológia de A. Belloch, o el de Psicopatología del niño y del adolescente de Rita-Nelson para ahondar sobre el tema.

Me gustaría ilustrarlo también con un pasaje de Hamlet, en que Polonio, expone y justifica ante los reyes la locura del príncipe.

“Que está loco es cierto; es cierto que es una lástima y es una lástima que sea cierto. [...]. Admitamos, pues, que está loco, y ahora queda por averiguar la causa de ese efecto, o  mejor dicho la causa de ese defecto, toda vez que ese defectuoso efecto proviene de una causa.”

Así, se ve obligado a decir el “admitamos, pues, que está loco”.

Y para terminar me gustaría añadir un texto que tengo sintetizado de hace tiempo ;una crítica a los paradigmas médicos en el tratamiento de la conducta, de una revista de comportamiento animal. Y ya que estamos, otras referencias sobre como primero puede estar la alteración y después reflejarse neurologicamente. Es decir, puede ser que llueva y nos mojemos, no que nos mojemos y entones llueva (haga la anallogía con la depresión y la serotonina ,por ejemplo). Y otra vez, advertencia: de todo debe haber. no me hagan caso. Lean ustedes, consulten, interpelen, capacítense y saquen sus propias conclusiones.

Aquí tienen:

Problemas de los paradigmas médicos para afrontar las conductas problema.

1. El método de clasificación utilizado para describir la enfermedad mental.
2. El énfasis dado a la función de psicofármacos.
3. La suposición de que el sistema está enfermo.

Origen de los problemas de conducta.

Los problemas en la conducta surgen como resultado de la producción neural derivadas de la integración de la información relativa a la percepción del medio ambiente, la historia de  desarrollo y el estado fisiológico de un individuo determinado en un momento dado.

En términos generales las alteraciones del comportamiento puede derivarse de tres fuentes:

  • Acciones que tienen un valor de adaptación para el sujeto, pero son inconvenientes. (comportamiento adaptativo) [1].
  • Intentos de comportarse de una forma adecuada en un entorno en que la adaptación completa no es posible (comportamientos desadaptativo)[2].
  • Expresiones directas de alteraciones del sistema nervioso (es decir, la base neural no tiene valor funcional en cualquier contexto) (comportamientos disfunctionales)[3].

Mills, D. S. (2003). Medical paradigms for the study of problem behaviour: a critical review. Applied Animal Behaviour Science. 81, 265-277.

Nota. El articulo no trata de comportamiento humano, pero no es nada despreciable la perspectiva.


Unos ejemplos adaptados (míos).

[1] Conducta amenazante en un toxicómano.
[2] Estado excesivo de activación reactivo a conflictos personales.
[3]  Conducta agresiva por lesión en el lóbulo frontal.


Por otro lado, deberíamos pensar honradamente en la secuencia “real” de causalidad en los desequilibrios bioquímicos, que debe presentarse de forma general. 

Vean:

Hay autores que afirman que la privación social en primates causan “alteraciones de larga duración en las funciones serotoninérgicas y dopaminergicas en el prosencéfalo”.

Simona Cabib, sostiene que en algunos genotipos de ratón, sometidos a estrés, aparece comportamiento estereotipado y respuestas cada vez menores a la dopamina en el núcleo accumbens. Disminuyendo su capacidad de respuesta a agonistas de la dopamina como la anfetamina.

Mason, G., Rushen, J. (2006). Stereotypic animal behaviour: fundamentals and applications to welfare. Trowbridge: Cabi.

1 comentario:

Amaya dijo...

Bravísima exposición.

Me temo que es cierto que se tiende a confundir el tratamiento del síntoma con la causa del problema.

Me temo también que a menudo tenemos o bien un afán demasiado reduccionista para las explicaciones... o bien una tendencia a complejizarlo todo hasta el extremo (ahí el futuro DSM-V, con más trastornos que productos en un hipermercado).

Ay, si Ockham o Shakespeare levantaran la cabeza!