domingo, 27 de mayo de 2007

Ciencia bizarra.

En la época moderna, la Ciencia llego a ser vista como el instrumento que permitiera al hombre llegar a la comprensión del mundo por medio de un pensamiento artificial, por un método formal de razonamiento. Si bien, actualmente somos unos desdichados postmodernos, a los que las promesas de las Luces no nos convencen, y que de hecho, ni siquiera nos sirven para consolarnos (autoengañarnos). Rencorosos; vemos a la ciencia como algo que no nos ha salvado y cuya áurea de infalibilidad pierde su “dorado”(véase P. Feyerabend). Pero, pero, pero... No hemos de culpar a un método epistemológico de los deseos mesiánicos de los que lo utilizan y ejercitan en él. La ciencia, en su sentido más duro, ha sido y es, un fantástico y limitado sistema para hacer modelos de la realidad que nos ayudan a controlar y predecir acontecimientos.

A nuestra sobria y espartana ciencia moderna, en su caminar, le salieron muchos pretendientes. Prácticamente todas las disciplinas intelectuales apuntaron su nombre al lado del de ella. Y no hay modo de hacer “todo” ciencia sin pervertirla y desvirtuarla. Los métodos estadísticos, explicativos o la natural descripción de ciertos acontecimientos han tenido que ser elevados al rango de la ciencia que cocinaban Newton, Galileo o Pavlov (por poner ejemplos arbitrarios de cocineros serios del menú científico). Como ustedes sabrán, estos métodos no permiten establecer causalidad, y por tanto nos alejan un poco (sólo un poco) de la producción de modelos comprensibles del universo.

Mucha de la argumentación científica se resuelve sobre el papel. Es decir; gracias a los argumentos lógico,s se ahorran los científicos mucha experimentación costosa y estéril. Aunque, parece que en nuestro momento histórico gustamos de argumentos dóciles y manipulables (no por pereza, sino por desencanto o similar). La argumentación sólida por ejemplos que ponen en aprietos los esquemas paradigmáticos, suelen ser recogidos con cierto desagrado. La argumentación socrática, que presentaba una idea que debía ser atacada, la cual mostraba su calidad en virtud a lo capaz que fuera de resistir estos ataques (una especie de “Ignis Aurum Probat” -El oro es probado por el fuego-). Era una idea con la cual también comulgaba A. Einstein, como recoge su frase “ Mil experimentos no me dan la razón , pero uno sólo puede demostrarme que estoy equivocado” (parafraseado), y son ideas que parecen un poco trasnochadas.

Por utilizar un ejemplo próximo: afirmar que el corazón o el cerebro son órganos vitales porqué si los paras; el sujeto muere, puede ser casi considerado como una idea bizarra, un contrapunto demasiado extremo sobre algo que podría ser relativizado (y de hecho es cierto que podríamos afirmar que lo vital no está en el órgano sino en el sistema o en el tejido. Y saliendo por peteneras hacer reconocer al animalejo de pretensiones raciónales que no está tan clara la cosa). O otro ejemplo, más propio de una conversación de bar; el invalidar el argumento popular de la bondad intrínseca del hombre con la prontitud con que se comenten fechorías en tiempos de conflicto armado. O Contrariamente, contestar la afirmación de la maldad intrínseca y general humana citando a Gandi.

Si bien es cierto, y para expiar mi dogmatismo, que los datos experimentales o razonamientos marginales, llaméeseles extremos, bizarros o como-se-quiera, sirven para señalar deficiencias en las teorías y modelos, o dicho más poéticamente; tal vez como una chispa que vuelva a prender los restos de una llama apagada. Pero no para trabajar con ellos y fabricar un mejor tipo de tuerca o curar una enfermedad.

Dedicado a L.O

martes, 15 de mayo de 2007

Alarido gutural.

Cada 4 años hay elecciones al gobierno del estado. Cada 4 años se elige entre dos partidos. El resto de partidos no son más que fantoches que sólo sirven para decantar la balanza a favor del uno o del otro.

Este sistema está muy bien para los miles y miles de individuos que viven de la política. Pero, usted, triste contribuyente (igual que yo), de verdad cree que elegir cada 4 años entre un escuálido puñado de caras, la mayoría de las cuales ya iniciaron su carrera en el antiguo régimen (y los qué no, es que son demasiado jóvenes), le confiere algún poder de control.

No se ofendan, pero el sistema democrático actual es una burla al ciudadano. La democracia representativa no es más que una oscura oligarquía.

¿Por qué no una democracia directa? ¡Decidamos las leyes directamente! (No es tan difícil). Sí esto hubiera sido así, el estado español nunca habría apoyado la guerra de Irak.

¡OH! ¡Burdo pueblo! ¡Continua! ¡Continua! ¡Continua peregrinado a las urnas y continua alimentando y regocijando a los cerdos de la granja!

P.S.

Este medio día, la grúa se me ha llevado el coche. (¡A las armas! ¡Tomemos el congreso!)

miércoles, 2 de mayo de 2007

Hipotecas y taoismo.

Hace milenios que Lao Tse (Viejo Sabio), llegó a unas simples conclusiones acerca de la existencia. En resumidas cuentas, el taoismo defiende la vuelta a lo sencillo. Es decir, que mientras más cosas hacemos más la liamos (o más la cagamos).

Nosotros que nos hipotecamos la vida para comprar un piso, que es lo realmente compramos. ¿Las paredes? ¿El suelo? ¿El techo? ¡No! Simplemente el espacio vacío que hay entre estos. ¿Así, hermanos occidentales, vamos a pagar 1100 euros mensuales durante 30 años por nada?

Mucho me temo, que el bueno de Lao Tse, se nos quedaría mirando, con su caña de pescar en la mano, y con una leve sonrisa entre la ironía y la compasión, y nos contestaría: ¡Esasto pecadol!

Y seguro que como respuesta a nuestro rostro desencajado por la desesperación, se levantaría, deshilvanaría un hilo de su toga y nos lo daría junto con una caña recién cortada, de las que crecen al borde del riachuelo.

Pero, claro, también seguro, que nosotros, pobres hijos de la civilización, lo miraríamos con obtusa sorpresa y nos volveríamos a continuar trabajando por nada, despreciando la sabia liberación que se nos mostraba.

Aquí tienen el Tao Te King (El texto maestro del taoismo)