domingo, 27 de enero de 2019

Notas sobre conducta humana


Hoy he podido asistir a una fiesta de cumpleaños infantil en un local especializado en la que los padres estábamos en una mesa alargada desde donde podíamos observar a nuestros hijos.

Puesto que existía paridad de mujeres y hombres, siendo de edades similares (30 - 40 años), me propuse poner a prueba una hipótesis aunque fuera de forma burda: ¿Hablan más las mujeres que los hombres?

Procedí del siguiente modo. Durante unos 4 minutos marqué en una hoja de papel las intervenciones que cada grupo realizaba (hombres o mujeres). Es decir, cada vez que alguien empezaba a hablar y continuaba haciéndolo sin dar la palabra a otro. No consideré intervenciones las risas o el simple asentimiento ("si", "aja", etc).

La muestra en la que me focalicé era de 3 parejas de mujer y hombre. Los resultados de tan breve experiencia, que me sirven de excusa para esta entrada, figuran en la gráfica de arriba. Las mujeres realizaron más del doble de intervenciones que los hombres.

Entonces, ¿hablan más las mujeres que los hombres?

No creo que el asunto sea tan sencillo. En primer lugar me pregunto ¿a qué responde el "hablar más"?  Es decir, ¿qué función tiene? ¿Cual es su valor adaptativo o social?

Creo que en vez de plantearnos si la mujer habla más que el hombre, sería mejor preguntarnos si la mujer es más social que el hombre, o mejor si la hembra humana trabaja para establecer redes sociales más amplias y densas que el macho humano. Sin duda esta perspectiva tiene la ventaja de ir más al fondo de la cuestión pese a que obliga a hacer suposiciones, como que el interactuar verbalmente es equivalente a socializar. Sin duda, es difícil negar que no sea una parte primordial de la socialización.  
También hay posibles variables ocultas que hay que tener presentes. Por ejemplo, puede ser que la mayor interacción sea mera cortesía, cuestión esta que podría estar influenciada por la  cultural. 
Otra cuestión que puede jugar un papel importante es la relación madre-cría. Dada la circunstancia especifica de una fiesta infantil. puede ser que las madres estén más implicadas en la inserción social de sus retoños que los padres. Es decir, es posible que las hembras, instintivamente, sean más proactivas en proveer a sus hijos de una mayor y mejor red social.

El hecho de que en cierto momento se hablara de los terribles peligros a los que se pueden enfrentar los niños como secuestros y similares, me hizo pensar en como esos miedos atávicos podian ser incluso un mayor peligro en la humanidad primitiva y como, sin duda, el disponer del mayor número posible de colaboradores cuando los progenitores no podían vigilar directamente tus hijos podía establecer la diferencia entre la vida y la muerte.  a esta ventaja directa hay que añadir que intercambio de información puede ser  una gran gran ventaja estratégica en sociedades pequeñas. 

Así, bajando en la cadena de causalidad, tal vez la mujer hable más porque sea más social y esto podría estar potenciado por el hecho de proteger a sus crías gracias al grupo. Esta forma de razonar nos lleva a un fin elemental. a una razón evolutivamente sólida.  

Soy consciente que las explicaciones biológicas no están de moda, pero como decía Nietzsche, "la mente solo es un juguete del cuerpo". Tengamos en cuenta, que nuestro flamante neocortex en ocasiones solo sirve para justificar los objetivos e impulsos de partes más primitivas del cerebro. No, no somos ángeles caídos del cielo de pura y libre voluntad, aunque tampoco somos máquinas. Tengo el convencimiento que hasta mi perro puede elegir si hacer una cosa o no hacerla. Eso me hace creer que el libre albedrío no está en absoluto reñido con la realidad de una naturaleza humana ( o conducta de especie). 

Como nota final, sería interesante ver si el resultado de esta prueba es consistente y en tal caso ver si sucede los mismo en otros grupos en que la relación materno filial no ocupe un lugar tan central. 


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