jueves, 25 de octubre de 2012

El problema realmente era sencillo.



En la lujosa sala estaban todos los peces gordos de las corporaciones, incluso habían dejado acudir a los principales representantes nacionales que miraban a los gerentes seductoramente, como alcahuetas anhelantes de prostituir a las legislaciones de sus respectivos países.
El conferenciante, un hombre algo afeminado, de una edad indefinida entre 30 y 50 años y con rasgos que parecían una mezcla multirracial empezó su discurso con una dicción perfecta. 
Su exposición rezó como sigue.

“Hasta mediados del siglo XXI los robots no fueron más que versiones refinadas de los autómatas varias veces centenarios que se exponían en los museos. Desde los autómatas de Pierre Jaquet-Droz , capaces de tocar el piano, dibujar o escribir pequeños textos hasta el Indifference, fabricado y puesto en órbita por la NASA (Nación Américo-asiática Sociedad Anónima) y la ESA (Europa Sociedad Anónima) para recoger chatarra espacial, no se había producido ningún cambio cualitativo. Realmente, la conducta de esos aparatos simplemente dependía de ingeniosos algoritmos ya estubieran codificados en ruedas mecánicas o en memorias digitales.
Pero en la década de los 60, el ilustre José Pérez que para entonces era un joven neurobiólogo que compaginaba sus estudios de matemáticas (¡que había iniciado a fin de reconducir su carrera!), con el  trabajo de vigilante en una planta de reutilización de componentes computerizados de electrodomésticos, empezó a realizar algunos montajes con piezas usadas. No sabría explicarles muy bien que es lo que hizo, de hecho insistió toda su vida que su trabajo fue casi casual, o a lo sumo un juego. De sobras son conocidas algunas de sus frases, como “realmente era sencillo” o “los principales motores del progreso humano son la ingenuidad y el aburrimiento” que tanto les gusta a los jóvenes ponerse en sus áureas holográficas.
Su primer montaje se basaba en un sistema con elementos que se iban isomorfizando con los patrones del medio, de alguna forma el exterior iba creciendo en el interior del sistema, como una representación hasta que al fin el mismo sistema estaba incluido. Paralelamente, los subsistemas  se vinculaban entre sí, apareciendo representaciones de representaciones. Extraños bucles que empezaron a llamar la atención de Pérez, seguramente de forma aparecida a como Conway se sorprendió ante su Juego de la vida casi un siglo antes.
Todo este repaso histórico, es para contextualizar la epidemia de locura robótica que está asolando a las corporaciones planetarias a partir de la sexta generación de androides, aquellos que igualaban o incluso podrían superar a la psique humana.
La patoneurobotótica, pese a haber troceado, aislado, conversado, electrocutado, reprogramado y hecho toda suerte de intervenciones en androides enajenados no ha encontrado una solución al problema. Y lo que es más preocupante, siquiera ha podido dilucidar su causa más allá de asumir ciertas arbitrariedades.” 

En aquel punto del discurso, un personaje que había pasado desapercibido dijo algo que hizo murmurar jocosamente al auditorio.
“El problema realmente es sencillo” –dijo una voz metálica-.  Se trataba de un viejo androide de la primera generación. Casi nadie había reparado en él puesto que  pensaban que era parte de la decoración de la sala y los pocos que le habían dedicado una mirada era por su pésimo mantenimiento. Parches de pintura tapando arañazos, alambres que uniendo piezas donde deberían ir tornillos y un fuerte olor a aceite industrial eran toda la etiqueta que el androide 438 podía ofrecer.
 “Si lo desean, podría explicarles qué es la locura androide”-dijo el Venerable 438-.
El discursante, perdió por un momento su solemnidad para dar paso a un perplejo silencio enmarcado en un llamativo tic en su ojo izquierdo. Como las ocasiones las pintan calvas, el 438 se arrancó, poniéndose incluso al lado del pasmado conferenciante.
“Tal como los humanos, los androides de 6ª generación son hipersociales, y esto es una variable indispensable a tener en cuenta. La siguiente cuestión...”

4 comentarios:

Lici dijo...

GRACIAS

RaY dijo...

sé que no es el lugar para poner esto, pero he intentado descargar archivos del PIR con contraseña y no me deja abrirlos. ¿Podrías facilitarme la contraseña? Muchas gracias, un saludo!!

p.d: GRAN BLOG, GUARDADO EN FAVORITOS!

RaY dijo...

Sé que no es el lugar para poner esto, pero tampoco sé dóde debería escribirlo. He intentado descargar varios archivos winrar pero tienen contraseña y no puedo abrirlos. ¿Podrías faculitarme la contraseña?= Muchas gracias y enhorabuena por tu blog, lo he guardado en favoritos!

Toni dijo...

Si no recuerdo mal es “foropir”, sin comillas.
Gracias por tus comentarios RaY y celebro que te guste el blog :-)