jueves, 24 de mayo de 2012

Emisoras de otros mundos


La señal del cristal que vibraba a 11400 hertzios era repentizada y reflujiozada para terminar pareciéndose exactamente a la voz de Vicent Price. Con esa forma flotaba sinuosa entre  finos chirridos y distorsiones. 

Recuerdo unas luces borrosas, una especie de vibraciones y quizás una sensación de hambre eee.. re, bre, brrrrxxxze...

Después de eso [eso, ssseo, she...] ya  no puedo saber lo que estaba en mis sistemas y lo que vino de fuera.

Es más, no creo que exista realmente un “dentro” y un “fuera”.
Xxxtzzz, zzxxxhh... ... zz. Hhxhzzzzzz...

Mirar al individuo es mirar a un punto que es la intersección de una línea que viene de lo remoto y otra línea [aahhazxxx.] que conecta todo lo que palpita en ese instante. 

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El venerable 438 colgó el auricular. Quien iba a pensar que finalmente escucharía algo. En fin, con lo que le había costado diseñar y construir  el receptor de resonancias psicometamórficas casi se alegró de no disponer de un emisor, después de todo últimamente solo le interesaban las recetas de combinados de fluidos ferroengrasantes y sobre eso las resonancias psíquicas de entes interplanetarios (de vaya usted a saber de que dimensión) tenían poco que decir.  

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