En el Monasterio de Veruela, nos llamó la atención el lorquiano título de un libro de poesía expuesto frente a las taquillas, de un tal J.A. Gomez, con el que rotulo este post.
Más tarde, en una exposición dentro del recinto, nos topamos con una inquietante y primatológica naturaleza muerta. Un par de chimpancés y un orangutan, que consiguieron resistirse a aquella pulsión de muerte que arrastró a sus primos en el Gran Valle del Rift, para, voluntariamente darse a la ciencia decimonónica. Y así, trascenderse, disecados; como los faraones y los insectos. Para terminar envididiando la anónima eternidad de sus primos, mientras acompañan a un absurdo maniquí en una estampa .
Aquí les dejo un fragmento de la lámina.
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