lunes, 8 de agosto de 2011

Al Oeste del lago Kivú los gorilas se suicidan en manadas numerosísimas.

En el Monasterio de Veruela, nos llamó la atención el lorquiano título de un libro de poesía expuesto frente a las taquillas, de un tal J.A. Gomez, con el que rotulo este post. 
Más tarde, en una exposición dentro del recinto, nos topamos con una inquietante y primatológica naturaleza muerta. Un par de chimpancés y un orangutan, que consiguieron resistirse a aquella pulsión de muerte que arrastró a sus primos en el Gran Valle del Rift, para, voluntariamente darse a la ciencia decimonónica. Y así, trascenderse, disecados; como los faraones y los insectos. Para terminar envididiando la anónima eternidad de sus primos, mientras acompañan a un absurdo maniquí en una estampa .

Aquí les dejo un fragmento de la lámina. 

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