sábado, 19 de febrero de 2011

Visiones de las tentaciones.

Las tentaciones de San Antonio; un tema recurrente en la pintura, suele aparecer turbado ante la seducción o resintiendo estoico el tormento.

Pero quería señalar las diferentes visiones de una estampa parecida, concretamente como se presentan los elementos que lo acechan. Hace días que quería escribir sobre esto, lo tenía pendiente.

En primer lugar podemos ver el cuadro de Herman Saftleven, de 1629.

En este, desde abajo, unos pequeños seres lo observan, incluso tiene encarado un gran libro abierto que ilumina la escena. Resalta el búho, en la parte derecha del cuado. Casi parece que lo adoren.



Otra escena es al de Martín Schongauer, del siglo XV.

En esta escena las figuras ya son sin duda monstruosas y algunas enarbolan porras. Sin embargo, la figura central parece elevarse, los espectaculares esfuerzos de los demonios a duras penas consiguen despeinarlo, lo único que consiguen es enmarcarlo.



Y para finalizar tenemos el gran contraste marcado por Niklaus Manuel Deutsh, en el 1520.

Aquí, unos seres alucinantes, de tonos rojos, lo tumban, uno levanta una porra tensando toda su espalda para descargar un formidable golpe y otro, encima, hace girar un mayal, dispuesto a molerlo. 



Incluso el de ojos más humanos parece que intente apestarlo.  Todo son garras y cuernos. Una fuerza terrible asalta al santo en un instante, sin que pueda oponer ninguna residencia.

El contraste del cuadro de Niklaus con el de Saftleven es tremendo. Cuesta creer que estén tratando el mismo tema. ¿Acaso lo hacen?

¿Cómo veían cada uno a la figura?

El cuadro de Niklaus fue un conocido autor de obras satíricas y como reformador religioso.


En cambio Saftleven, se dedico al dibujo botánico y paisajístico.


Viendo otras obras de Niklaus, parece difícil creer que pudiera concebir a una figura capaz de no ser molida en una fracción de segundo por lo material.

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