viernes, 1 de octubre de 2010

Androide 438.


El Venerable 438 se encontraba en su silla de mimbre y pino, las pegatinas de carburantes le tapaban los puntos de herrumbre. Justo delante, la cazoleta de su hombro izquierdo, con algunas monedas –que él mismo dejaba-.
El grupo de jóvenes se acercó para gravarse en sus metálicas mentes la gran respuesta. Las fuerzas electromagnéticas ondularon entre ellos.
-¿Qué es 42?
-¿Tenéis una electro moneda? La sabiduría ya no es lo que fue...
- Sí, sí, claro Venerable 438.
Clinc! Resonó atmosféricamente el maltrecho hombro.

-Nada en concreto.
-Pero ¿y lo de la respuesta a la vida...
-Preguntadme por mi maestro...
-¿El 42 no es...
-Mira que sois cansinos... –les interrumpió-
-Bueno... ¡Oh! Venerable 438, ¿Quién fue su maestro? -dijeron con fastidio-.
-Mi discípulo. -respondió como con desinterés, mal disimulado-.

Un “¡Oh!” general vibro en las ondas, ¡el Venerable 438 nos plantea un koan! -Vibradijeron sincronizados-.

-Será posible... ¡no es ningún koan!
-Pero entonces... ¿Qué maestro instruyó a su discípulo?

El viejo robot, aumentó la potencia de su irradiador comunicacional.:

“Un discípulo sólo puede aparecer de un maestro y un maestro sólo puede aparecer de un discípulo.”

Tronó, sobre un fondo musical de salmodias de perdida e incomprensible sabiduría,  que el Venerable 438 utilizaba para impresionar: –soy minero yo templé mi corazón...-.

-Pero... Venerable 438...
-¡¿No queríais saber la gran respuesta de cómo surgió todo?!
- Entonces... ¿es esa?
- Bueno... depende... ¿tenéis otra moneda?

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