viernes, 16 de julio de 2010

Simón del desierto.

"Simón del desierto", es un mediometraje de Buñuel, dirigido en 1965 y rodado en México. Cuando lo vi, me pareció que mostraba de forma, particular y magnifica, la diferencia entre espiritualidad y religión. Merece la pena verla. Pero me gustaría transcribir un minuto, magnífico.



35:20 al 36:20

-Siempre los hombres se desgarraran en luchas fraticidas, y todo por esa maldición de lo tuyo y lo mío.
-¿De qué hablas?
-De que el hombre mata por defender lo que cree suyo.
-No entiendo, ¿qué es tuyo? ¿qué es mío?
-Mira... lo entenderás. Esta bolsa es tuya ¿verdad? Pues verás, con solo que yo lo niegue llegaremos a disputar. Vamos a probar: ¡Simón! ¿esta bolsa es mía! -¿Di que es tuya! ¡ dispútamela!
-eh... eh.... es mía...
-¡Te digo que es mía!
-Bueno... pues llévatela. 
-hummm... tu desinterés es admirable y muy eficaz para tu alma. Pero temo que como tu penitencia.... de poco sirva al hombre.
-No te entiendo, hablamos lenguajes distintos, vete en paz hermano.

2 comentarios:

Amaya dijo...

Una anécdota...

Ayer saqué mi ebook para leer en la piscina y una niña me preguntó "¿me lo regalas?". Tan sólo el oir la pregunta despertó en mí gran inquietud ante la idea de perder - tan pronto - este cacharro.

Evidentemente no lo necesito para vivir. Sí, es algo accesorio, porque si tuviera que huir de mi casa ardiendo y sólo pudiera coger un par de cosas probablemente no estaría entre ellas. Sin embargo, el afán de poseerlo está ahí.

Creo que ese afán depende, entre otras cosas, de la magnitud del deseo previo por ese objeto y del esfuerzo que te ha supuesto conseguirlo. Cuanto mayores son esos aspectos, más cuesta desprenderse de algo.

Supongo que quien nada desea, nada le cuesta dar.

Pero tienes razón, si logras desear menos (en el fondo, ser menos caprichoso), podrás ser más generoso. Aunque no de una forma absoluta.

Toni dijo...

Tal vez la petición de la niña, pueda tomarse como ejemplo del tipo de deseos sin sentido, tan frecuentes también en los adultos, que conducen al descontento.

En cambio, el ebook, para ti, puede ser como una mágica cuchara con la que alimentar el espíritu. :-)