sábado, 22 de mayo de 2010

Misticismo de pueblo.

Ando místico hace unos días. Una de estas mañanas de sol, salí a fuera, al jardín si quieren llamarlo así, aunque no es tal. Y contemple a los perros a la sombra.

No dormían, no vigilaban, no leían, no escuchaban la radio, no veían televisión, no trabajaban, no interactuaban, no pedían, no ofrecían. Fugazmente me miraron de reojo y continuaron en su meditación.

Vaya, pensé, tengo aquí cuatro budas y yo sin enterarme.

Y volví a entrar en la casa.

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