Exoesqueleto de la crisálida de la cigarra, después de abandonar su vida subterránea para metamorfosearse en insecto volador y cantar al calor del verano, sorbiendo el jugo de los árboles.
(Recuperada de una colección agonizante de objetos naturales, de mi época de joven naturalista).
La larva acuática de la libélula aun es más interesante. Como comprobaran, la mandíbula retráctil de “Aliens”, tampoco es tan original.
(También la he encontrado, pero su crisálida me resulta menos espectacular).
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