viernes, 16 de julio de 2010

Simón del desierto.

"Simón del desierto", es un mediometraje de Buñuel, dirigido en 1965 y rodado en México. Cuando lo vi, me pareció que mostraba de forma, particular y magnifica, la diferencia entre espiritualidad y religión. Merece la pena verla. Pero me gustaría transcribir un minuto, magnífico.



35:20 al 36:20

-Siempre los hombres se desgarraran en luchas fraticidas, y todo por esa maldición de lo tuyo y lo mío.
-¿De qué hablas?
-De que el hombre mata por defender lo que cree suyo.
-No entiendo, ¿qué es tuyo? ¿qué es mío?
-Mira... lo entenderás. Esta bolsa es tuya ¿verdad? Pues verás, con solo que yo lo niegue llegaremos a disputar. Vamos a probar: ¡Simón! ¿esta bolsa es mía! -¿Di que es tuya! ¡ dispútamela!
-eh... eh.... es mía...
-¡Te digo que es mía!
-Bueno... pues llévatela. 
-hummm... tu desinterés es admirable y muy eficaz para tu alma. Pero temo que como tu penitencia.... de poco sirva al hombre.
-No te entiendo, hablamos lenguajes distintos, vete en paz hermano.

sábado, 10 de julio de 2010

L'amour.

Conocido es que dicen que el amor dura 4 años. “¡Falso!” gritan los enamorados. Y “exagerado”, murmuran los desencantados.

Imagínese, que siendo usted una oscura y ciega fuerza cósmica, se le encarga optimizar la reproducción humana.

¿Fecharía el vinculo emocional entre una pareja reproductora? Si es así, ¿Qué caducidad le pondría? (Ante todo, intente separar a la especie de nuestra breve época y cultura) ¿Encajará esa fecha de los cuatro años con los datos de mortalidad?

Pues miren, la tasa de mortalidad en España, por edades en 2007:

Seguro objetaran: pero, pero... estos datos son de una época breve y una cultura concreta... además...
Sí, ya... bueno... pero no negaran que es, cuanto menos, curioso...


Notas:

Se ha utilizado la tasa de mortalidad de 2007, por edades, todas las causas y ambos sexos (por claridad se omiten mayores de 64 años).

Fuente:
http://www.isciii.es/htdocs/centros/epidemiologia/mortalidad.jsp

"Hacía casi medio siglo que no se imprimian".



Capítulo III.

“Los libros eran pequeños cristales de contenido acumulado, y se leían con ayuda de un optón. Este incluso se parecía a un libro, aunque sólo tenía una página entre las tapas. Al tocar esta hoja, aparecían por orden las páginas del texto, una tras otra.”

“Los originales —matrices de cristal— no podían verse: estaban detrás de placas de acero esmaltadas, de color azul pálido. Así pues, el libro se imprimía, por así decirlo, cada vez que alguien lo necesitaba. Habían dejado de existir los problemas de edición, de tirada o de que un libro se agotase.”

Retorno de las estrellas. Stanislaw Lem. 1961.


Hace casi medio siglo que Lem dijo eso.